Latitud 33
En el 2000 nació un milenio, nació un mundo y, en una región única donde la tierra late diferente, nació un vino, Latitud 33°. Joven y atrevido, que cambió las reglas y fue rápidamente comprendido por quienes viven según sus corazones, improvisan sobre la marcha y deciden vivir su latitud, siempre. Por una extraña decisión de la naturaleza, los mejores vinos del nuevo mundo surgen de una estrechísima y privilegiada franja de tierra, ubicada entre los paralelos 32° y 38° del hemisferio austral. En el corazón de esa región elegida, más exactamente a los 33° de latitud sur, al pie de la Cordillera de los Andes, la naturaleza es la encargada de dotar a Latitud 33° de un sello original e inconfundible, que hace de este vino una promesa viva de frescura y calidad.
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